Historia sensata de la expansión del chocolate en Europa

No fue fácil. Ni fácil, ni rápido. Todo lo contrario de que lo resulta, a día de hoy, hacerse un rico y espeso Chocolate a la Taza. Así le llamamos en España «a la taza»… pero en otras partes del mundo todavía le llaman Chocolate «a la manera española», cuya característica principal que se sirve espeso, dulce y caliente.

No fue fácil ni rápida, decíamos, la propagación de esta bebida traída de América. Tres siglos, año arriba año abajo, costó que toda Europa pudiera saborear y degustar este delicioso manjar. Os explicamos en seguida cómo se propagó su hábito de consumo, pero hay que empezar por el principio que si no nos perdemos lo importante:

Es Hernán Cortés el que menciona a Carlos I en sus misivas desde América (Cartas de relación) que los indígenas bebían este líquido espeso. Los aztecas lo elaboraban a partir del haba del cacao lo aromatizaban con hierbas, vainilla, pimienta y otras especias como la guindilla (sí, guindilla… sin comentarios), para obtener un líquido espeso, oscuro y espumoso que bebían frío o a temperatura ambiente.

El aventurero Hernán le decía a Carlos I, entre otras cosas, que con esa bebida los guerreros indígenas aguantan como jabatos jornadas enteras de esfuerzos. Los mismos españoles que lo probaron recuperaban fuerzas a paso de gigante después de tomar el brebaje compuesto por cacao. (como los Isostar y redbull de ahora!!)

[bctt tweet=»Cortés vio que con el ‘xocoalt’, brebaje de cacao que bebían los guerreros aztecas, éstos aguantaban extenuantes jornadas» username=»elcaminoespanol»]

El Mensaje de Hernán captó inmediatamente el interés del Emperador Carlos por la importancia que tenía para alguien que asentaba su imperio sobre las picas de los Tercios (una bebida así los haría todavía más imparables).

No es de extrañar que el mismo Emperador lo probara para ver si le revitalizaba cuerpo y alma. Pero aquello amargaba más que el culo de un pepino, así que triunfar, lo que se dice triunfar, de buenas a primeras, pues no.

Aquel fruto, sin embargo, apuntaba maneras …

Está mayormente aceptado (y nosotros nos sumamos a la versión) , que fue un monje de la orden del Cister, Fray Jerónimo de Aguilar que acompañó a Hernán Cortés a México, que le envió una buena muestra de cacao (junto a la receta de como prepararlo…) al Abad del Monasterio de Piedra (Zaragoza), Antonio de Álvaro. Esto ocurrió hacía 1534. El boca a boca funcionó a las mil maravillas porque se extendió rápidamente por las diferentes abadías españolas de la orden que los monjes de Aragón tomaban un amargo brebaje que permitía soportar mejor sus ayunos y sus largas jornadas de trabajo…

Claro que… aquel sabor amargo…

Así que los monjes empezaron a buscar con qué mezclarlo para quitarle el regusto desagradable. La mejora que el azúcar le aportaba al cacao fue espectacular. Y la puntilla para el éxito rotundo se lo dio el servirlo… caliente. No sólo estaba exquisito y alimentaba sino que además te calentaba el cuerpo (y sin llevar alcohol!)Eso en los fríos días del siglo XVI no tenía precio. ¡¡Menudo lujo!!

Automáticamente se abrieron las puertas de la Corte Española para esta bebida de dioses.

Claro que estas cosas llevan su tiempo y nos hemos plantado a finales del siglo XVI. Si bien para entonces en España lo del chocolate espeso, dulce y caliente lo sabía hasta el que se perdió en la isla. Otra cosa es que se lo pudieran tomar, porque era caro de castañas. El cacao, que todavía estaba en sus inicios para producirlo de manera masiva, llegaba a cuenta gotas y se pagaba a precio de oro…

Hemos ubicado el chocolate a la taza en la Corte Española a finales del Siglo XVI. Ahora viene la propagación lenta pero imparable por Europa del «Chocolate a la española».

BÉLGICA-LUXEMBURGO-HOLANDA: Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II, se convierte en soberana de los Países Bajos Españoles (que comprenden esos tres países) en 1598. Con ella se lleva el chocolate a la taza, espeso y calentito, que en los días lluviosos y fríos de Flandes entra en el cuerpo que no veas. Acabamos de situarlo en el centro de Europa.

ITALIA: Hay dos versiones. La más sencilla y probable es que llegara a la Península Itálica (que era una amalgama de Estados independientes) por el sur (Nápoles, Sicilia,…) que pertenecía a la Corona Española o por el norte (Milanesado) que también pertenecía a la Monarquía Hispánica y de ahí a Roma, Venecia,…

La otra opción que se baraja es que fuera a través del Ducado de Saboya… básicamente porque Catalina Micaela, hija también de Felipe II, se había casado con Carlos Manuel I de Saboya (1585), llevándose al Ducado unos kilitos de chocolate para recuperar fuerzas entre embarazo y embarazo (tuvo diez hijos).

FRANCIA: Como no hacíamos buenas migas con ellos, la entrada fue en dos veces. Primero en 1615, cuando Ana de Austria (… de Austria pero nacida en Valladolid), hija de Felipe III, se casó con Luis XIII. También ella se llevó en su ajuar su chocolate a la taza para amenizar las aburridas tardes de palacio.

La segunda y definitiva fue con María Teresa de Austria (… de Austria pero nacida en San Lorenzo del Escorial) hija de Felipe IV y casada en 1660 con el cabroncete (ahora veréis por qué…) de Luis XIV y que llevó a la Corte francesa el chocolate al gusto español que triunfó, como Rafa Nadal en Roland Garros, durante años…

INGLATERRA: Lo llevaron allí los franceses a mediados del siglo XVII, porque si los franceses nos tenían ganas, los ingleses… Y, claro, no era plan de irles haciendo regalos exquisitos.

SUIZA: Llegó allí a través de Heinrich Escher (alcalde de Zurich) que estaba de visita a Bruselas en 1697 para, entre otras cosas, ver las obras de reconstrucción de la Grand Place después de que Luis XIV ordenara literalmente arrasar la ciudad (…sin comentarios…). Bruselas, bajo el reinado del español Carlos II, llevaba perteneciendo a la Monarquía hispánica desde principios del siglo XVI (con Carlos I).

ALEMANIA-AUSTRIA-HUNGRÍA…: Pretendiente al trono español a la muerte de Carlos II, el Habsburgo Archiduque Carlos (el otro era el Borbón, Felipe de Anjou), durante los años que estuvo en el país defendiendo sus opciones de ser Rey de España, aprendió a apreciar esta deliciosa bebida. Así que cuando le cayó en las manos (gratis) el ser Emperador del Sacro-Imperio-Romano-Germánico (a la muerte de su hermano) hizo un hueco en el equipaje para llevarse unos kilos de delicioso y calentito chocolate a Viena (año 1713), e irse con viento fresco.

Otra versión es que viene a través de un tal Johann Georg Vollkammer, estudioso de Nuremberg, que conoció la bebida en su estancia en Nápoles (en 1646). Más de lo mismo porque Nápoles por aquel entonces también pertenecía a la corona española.

El chocolate se mantuvo así «a la española», durante el siglo XVII, XVIII e inicios del XIX, en las Cortes de Europa para ir luego llegando a todas las capas de la sociedad europea (a medida que se abarataba el precio por la mejora en la producción, en el transporte y la competencia).

De nuevo una tabla salvavidas (como los Tercios de Flandes y la patata…) para la población europea porque el aporte energético del chocolate se convirtió en un complemento imprescindible en su dieta (poco variada e insuficiente en la mayoría de la población…).

[bctt  tweet=»Chocolate a la española salvavidas energético para la población europea en el XVII a través de los Tercios» username=»elcaminoespanol»]

La revolución industrial, ya en el siglo XIX, posibilitó la fabricación de otros tipos de formatos (tabletas, bombones,…) pero durante esos tres siglos el Chocolate a la Taza fue la manera más extendida (por no decir la única…) de consumir el cacao. De esa manera éste y aquel fueron calando en millones y millones de hogares de Europa y del mundo, regalando sabor, calentando estómagos y aportando energía para las duras y largas jornadas de trabajo. Trescientos años de Chocolate… a la manera Española.

El Camino Español

(*) Chocolates Amatller es la fábrica en activo, por lo que hemos podido cotejar, más antigua de Europa. Y es española. Por su tradición, por su calidad y por lo que representa lo hemos seleccionado para añadirlo a la tienda de El Camino Español.

1 comentario en “Historia sensata de la expansión del chocolate en Europa”

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