Etapa 7: luneville – Metz. La fiesta también es Camino Español

Otro de los argumentos para estirar la etapa de ayer era finalizar la etapa en Metz. Ciudad imperial y durante unos decenios en la órbita de la Monarquía Hispánica. Ya os adelantamos que la cosa no defraudó. En absoluto.

La etapa en sí la hicimos paralelos la río Meurthe y el Mosela. Así que pocos desniveles, buenas vistas y en general buen asfalto. Caricias para nuestras piernas después del tute de ayer… Aún nos echamos una risas con el episodio del abuelo y todo. Las sensaciones eran buenas en la bici y eso siempre ayuda a pedalear más y mejor.

El día avanzó como avanzó el calor que nos acompañó sin concesiones con las únicas treguas que nos permitían las sombras de los árboles que gracias a dios abundaban. Cada poco parábamos para rellenar los botellines de agua, bien porque nos las bebíamos, bien por que se calentaba. Fuentes, baños públicos, bares, joder… hasta en un parque de bomberos! Que visto lo visto nos hacía más falta el agua a nosotros que a ellos! Y es que les preguntamos y nos dijeron que por allí no había incendios. Suerte que tienen… Y más agua para nosotros… X-D

Y es que el agua no sólo la bebíamos, también nos la echábamos por la cabeza para refrescarnos.  El sol empezaba ya a desperezarse…

Alcanzamos Nancy y nos permitimos una visita rápida por la ciudad hasta dar con la imponente Plaza Stanislaus y luego antes de reiniciar la marcha un reposo en el magnífico Parque de la Pepiniere a la sombra de los frondosos árboles que pueblan el paseo que contiene.

Luego es el rio Meurthe es el que nos acompaña aunque sólo durante un tramo. En realidad es otro río de los grandes de Europa, el Mosella, el que debemos tomar hasta la siguiente etapa: Pont-a-mousson. Prácticamente todo por carriles bici y sin pisar carretera. Una delicia. Aunque ya con el sol en lo alto, las sensaciones eran otras… El pedaleo se resiente y ya tenemos ganas de llegar. Apretamos el paso, con Pont-a-mousson en mente.

Estamos recorriendo Lorena que en el siglo XVI era un estado independiente. Es por eso que no hablamos de huella de la época española. Eso empezará y ya no pararemos en la etapa de mañana. Aquí toca disfrutar de todo lo demás. Como por ejemplo la gastronomía que tuvo su materialización certera en la nombrada Pont-a-mousson donde teníamos previsto comer, pasar las horas de calor y recuperar buenas sensaciones.

Claro que tener que pedalear después de comer así… Pues eso hicimos y con bastante buen ritmo, la verdad porque ya solo faltaba Metz. Y además por la propia ciudad se juntaba el aliciente de ser el día internacional de la música. Así que, después de la pertinente ducha, salimos a la calle a disfrutar de lo que restaba de jornada. Que hacer El Camino Español también es eso.

La ciudad es una delicia. Una catedral imponente (y es quedarse cortos) y un casco antiguo de grandes proporciones, un color de piedra en los edificios que le dan una luminosidad distinta al conjunto,  convierten a Metz es una ciudad en la que los argumentos sobran para permanecer un fin de semana largo.

Si ademas lo juntas con la música en la calle y  buen tiempo el resultado es sencillo: gente en la calle. Eso da siempre da buenas sensaciones. Y de sensaciones no se vive pero vaya si ayuda…

El Camino Español

1 comentario en “Etapa 7: luneville – Metz. La fiesta también es Camino Español”

  1. ¿Pero bebeis agua de las fuentes? Porque aunque sea potable no es aconsejable ya que puede haber algún problemita y que os arruine el viaje con una descomposión. Yo cuando hice el camino de Santiago, siempre agua embotellada para beber. Bueno y cerveza, mucha cerveza.

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