Etapa 11: Namur – Bruselas: Hasta el rabo todo es toro

Hasta el rato todo es toro. Ya lo dicen, ya. Y dicen bien…

Dejamos Namur acompañados de algunas gotas que amenazan lluvia. La etapa es sencilla y bastante plana pero la lluvia puede complicarla. Bueno la lluvia y muchas cosas más. Nos encaminamos hacia Nivelles pero a los pocos kilómetros el tema empezó a torcerse. En un bache se le rompen dos radios de la rueda de atrás a LA… Además casi continuos. El tema es grave pero no podemos hacer otra cosa más que continuar. Damos con algunas poblaciones donde se habría podido reparar pero es domingo. Está todo cerrado.

A los pocos kilómetros se rompe el tercero.

El asunto reviste toda la gravedad. La rueda gira torcida de una manera muy evidente. Estamos a menos de 60 kilómetros de Bruselas y la cosa pinta mal. Muy mal. Le digo a LA que me de sus alforjas para cargarlas sobre las mías. El terreno es mayormente plano así que puedo avanzar con las 4 alforjas sin mucha dificultad.

La cosa va de mal en peor. A los pocos kilómetros os encontramos en un pueblo con las calles empedradas. LA va casi puerta por puerta preguntando si hay por la zona un mecánico de bicis… Nada. Llama al timbre de una de las casas en la que hay una furgoneta aparcada. Un hombre le atiende, Marc se llama. Hablan. Al minuto me acerco… Marc nos dice que durante 3-4 kilómetros está todo empedrado y que hasta Nivelles hay cerca de 20 km.

En Nivelles, una población grande, se podrían buscar otras opciones.

Entre nuestras caras largas y las preguntas de LA del tipo ¿conoces a alguien que tenga una furgoneta que nos pudiera llevar? eso mientras el mapa que nos había abierto estaba apoyado en el capó de su furgoneta… Total que accede a llevar la bici de LA hasta donde empieza el asfalto mientras yo me acerco pedaleando con la mía. Y cuando estamos allí… Le dice a LA que le acerca también hasta Nivelles… ¡¡Muchas gracias Marc!!

Con mis alforjas también en la camioneta recorro los kilómetros con muy buen ritmo y en breve me planto en Nivelles, donde encuentro a LA en la estación preguntando por una tienda de bicis… Le damos unas vueltas a la situación y como en otras ocasiones la estrategia va a ser la misma: pedalear hasta donde se llegue y luego ya veremos.

Antes de abordar el último tramo de la etapa hasta Halle y luego hasta Bruselas, comemos. Faltan 30 km… Y necesitamos un poco de descanso y de tranquilidad.

Cargo de nuevo las alforjas de LA y las mías en mi bici. Mientras mis radios aguanten el peso no hay problema. Si petan ya veremos… Retomamos la andadura. Pocas veces una conducción ha sido tan cuidadosa. Pocas veces la bici de LA estará más mimada. Evitando los baches, la velocidad, las zonas con piedras, los bordillos,… Vamos solo le faltaba la alfombra roja.

Con mimo y tiento alcanzamos Halle, que también está de fiesta. Un descanso para que los radios «respiren» y nos acercamos a la basílica de San Martín donde está la Virgen Negra, que aunque seguro tiene muchas cosas más importantes que atender, le pedimos con la boca pequeña que a ver si nos hecha una manita en estos últimos kilómetros. No perdemos la oportunidad del ver las balas de cañón que utilizaron los protestantes con Guillermo de Orange a la cabeza (todos muy tolerantes ellos) de asediar la población católica de Halle. Ciudad principal destino de peregrinación católica por la Virgen Negra que comentábamos anteriormente.

En esta Basílica ocurrieron hechos importantes de la historia de España. Entre ellos que en esta Basílica se llevó a cabo la renuncia del Archiduque Alberto a la carrera eclesiástica para poder desposar a Isabel Clara Eugenia (hija de Felipe II) y así Felipe II pudiera emancipar los Países Bajos (y su guerra civil) de la Corona Hispánica. Un hecho relevante que si no se ubica correctamente no permite enlazar correctamente buena parte de nuestra historia.

Desde Halle y por el canal, con tranquilidad y parsimonia, sin prisa aunque sin pausa, vamos recorriendo los 17 kilómetros que restan para la Grand Place. Pasan como un suspiro. Bruselas aparece ya y el ambiente nos va engullendo con suma facilidad. Hordas de turistas y transeúntes dificultan el avance que hasta hace unos minutos era fluido y cómodo.

Poco a poco vamos llegando al casco antiguo. No transcurre mucho hasta que vemos a poco más de 50 metros la Casa del Rey. Eso significa que un poco más adelante a la derecha estará La Maison du Roi d’Espagne.  Y que al alcanzarla estaremos entrando… Si! Eso es… casi forzándome a mirar al suelo me dirijo al centro de la Grand Place de la que, he intuido por el rabillo del ojo, han finalizado las obras de limpieza de las fachadas. Suelto la bici en el suelo y mirando en primer lugar la Casa del Rey doy una vuelta completa dejándome impresionar sin esfuerzo por cómo lucen los edificios. Espectacular. Los pelos como escarpias. Un abrazo fuerte, recio, con Luis Ángel y un gracias de corazón por, de nuevo, ser mi compañero en esta aventura.

 

Mientras nos hacemos algunas fotos que se han convertido en otro clásico, pienso en mis hijos y en mi esposa a los que hace ya muchos días que echo de menos. Me encanta estar aquí y hacer lo que hemos hecho pero estar lejos de ellos hace que la dicha no sea completa. Una pregunta de un japonés sobre qué bandera es la que acompaña a la de España me saca de mis pensamientos. También es la bandera de España, le digo, pero de los siglos XVI al XVIII. Me encanta que de un plumazo, con una sola bandera, seamos capaces de recuperar tres siglos de Historia.

Otro de los rituales es tomarse, saboreándola a conciencia, una cerveza en el numero 1 de la Grand-Place, Le Roi d’Espagne. Hay cosas que no pueden faltar. Sellamos también la credencial y con la satisfacción del trabajo hecho nos encaminamos hacia el Hotel Atlas que Turismo de Bruselas nos ha facilitado para la ocasión (Gracias infinitas, Nuria, por todo).

Ya en el hotel y mientras deshacíamos las alforjas aún se nos hacía extraño que con lo cerca que estuvimos de volvernos a casa antes de empezar estuviéramos ya en Bruselas. 1000 km, 6 países y 10 días después y habiendo recorrido en bici el que para mí es el Camino Español más espectacular.

 

El Camino Español

Nos hemos alojado estupendamente en: Hotel Atlas, Bruselas

Agradecimientos sinceros a: Turismo de Bruselas y, concretando más, a Nuria López de Turismo de Bruselas

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