Día 4: Avigliana – Col de Montcenis

Ha sido una etapa dura, muy dura y exigente. Esta claro que se puede hacer, pero se debe preparar a conciencia.

Arrancamos la etapa en Avigliana. En lo que a salidas respecta, da igual a la hora que nos levantemos antes de las 9 es imposible ponerse en carretera (normalmente culpa mía, todo hay que decirlo). Hoy no ha sido una excepción. Hecha esa salvedad, el primer tramo hasta Susa ha ido muy bien. Todo por zonas indicadas para bici y con asfalto en buenas condiciones.

A medida que nos acercábamos a Susa, nos adentrábamos en el valle, ganando altura a una velocidad vertiginosa las montañas que lo forman. Pensábamos que habíamos llegado a buena hora, la 1, pero luego se ha demostrado que no. Hemos decido aprovechar para comer y así ganar un poco de margen de cara a atacar el Montcenis.

 

Desde ahí, la ruta os la subdividimos en tres tramos para explicarla. El primero de Susa a Novalesa. Bonito pueblo, Novalesa, de casas muy antiguas un tanto descuidadas y calles empedradas, al que hemos subido sin muchos problemas a pesar de la pendiente continuada hasta llegar a él. Hemos buscado un hotel, Hotel La Posta, para el sello y hemos aprovechado para contar sobre la aventura. Luca, el dueño, muy amablemente nos ha invitado a un refresco mientras le explicábamos.

Segundo tramo: Novalesa – Ferrara. Ahí han empezado nuestros problemas. Problemas que cada uno ha campeado a su libre albedrío porque, en este punto, el único ritmo que te sirve es el tuyo. Así que LA y yo hemos subido cada cual a su velocidad. Por mi parte os diré que he sufrido de una manera controlada excepto cuando las pendientes eran demasiado pronunciadas (9%-10%-11%). En esos casos, he intentado hacerlos en bici pero era extenuante así que he cambiado la estrategia: pie en suelo y a subir con ritmo empujándola (algo mas de 30 kg) hasta que la pendiente volvía a los 7% – 8% de desnivel, entonces me volvía a subir y seguía pedaleando. Me ha dado buen resultado. LA, que es de otra pasta, lo ha hecho todo a piñón. Qué tio…

Y sí, es duro, pero el recorrido merece la pena. Lo podréis ver con vuestros ojos, cuando podamos descargas las fotos y los vídeos de la cámara. Unas vistas espectaculares, con multitud de cascadas y riachuelos. El recorrido entre árboles tan tupidos y juntos que pedaleabas entre las sombras que daban éstos y rodeados de verde intenso. Una gozada, de veras.

 

En el pequeño pueblo de Ferrara (muy bonito por cierto, con casas del estilo a las casas rurales del País Vasco) un descanso bien merecido. Pero para entonces eran las 6 de la tarde. Llevábamos 3 horas y media para subir poco mas de 11 kilómetros y aun faltaban 7 km mas. A las 6:30 nos ponemos en marcha. A pesar del cansancio, esta ultima parte la hacemos a buen ritmo y hemos conseguido hacer esos 7 kilómetros en menos de 1:30. Así que nos hemos plantado en el Col de Montcenis, ya en Francia, a las 8. En resumen hoy hemos hecho en bici, reales, no menos de 7 horas para recorrer unos 40 km. No es una gran marca pero ¡¡ Hemos podido con el Montcenis!! 🙂

 

Como hay un hotel en el Col ni lo hemos dudado. Hemos cambiado los planes y descansamos aquí. Lanslebourg, aunque se llegue a él en bajada continua, puede esperar. Por otra parte, dormir aquí, en lo alto de la montaña tiene algo especial, algo de mágico. No se deciros. La tranquilidad (somos los únicos clientes), el silencio, las vistas, el cielo. Todo. Me alegro de que nos quedemos aquí. Ha sido un tanto forzados por las circunstancias…  pero de eso van las aventuras ¿No?

DLopezR