Día 15: A Bruselas !!!

50 kilómetros mal contados. Después de 1300, solo quedaba el pico. Todos y cada uno de los anteriores fueron recorridos a base de pedalear, los que faltan no serán menos. Después de 15 días, la rutina hasta que iniciamos el pedaleo es la misma. Es decir, cada día una diferente: quince días, quince maneras diferentes de organizarnos. Vaya par… Como el resultado sigue siendo aceptable, todos contentos.

No hay mucho que decir de la ruta o mejor dicho no tengo mucho que decir. Estaba tan centrado en alcanzar Lovaina que los primeros 25 kilómetros han pasado volando y no me he fijado demasiado. Una cosa buena del recorrido es que era carril bici. Eso lo simplifica todo y nos da alas para llegar rápido a Lovaina.

Su centro histórico es una preciosidad. Digno de ver. Al menos yo pienso volver para verlo con el detenimiento que se merece. En esta ocasión, que vamos un tanto apretados de tiempo, nos dirigimos directamente (previa foto en la grand-place) a la oficina de turismo donde habíamos quedado con Klaar, una chica muy maja con la que estuvimos hablando de la experiencia que estábamos llevando a cabo, del Camino Español y de lo que pensábamos que podía aportar esta ruta a Lovaina y viceversa. Ya os digo fue un rato muy agradable y ameno que concluyó con la intención de seguir en contacto para estudiar modos de colaboración. Es un comienzo.

25 kilómetros. Eso es lo que pensaba. Solo 25 kilómetros. Y pasaron rápido. Desde Lovaina nos desviamos a Tervuren, tal y como hicieron los tercios, y de allí a Bruselas. La entrada por esta parte es magnífica. Majestuosa, incluso. O al menos eso me pareció a mi, al entrar por el enorme parque que hay al sur de Bruselas y bajando por una de las vías principales de la ciudad. De pronto, a la derecha, visto con el rabillo del ojo mientras nos dirigíamos al centro ¡el Instituto Cervantes! Sonrisa de oreja a oreja.

Allí hemos conocido a Paz, Jefa de la Biblioteca Gerardo Diego del Instituto Cervantes. Encantadora, atenta… una joya. Nos acompañó en una visita por el Instituto que es, valga la redundancia, otra joya. De veras que es espectacular y merece la pena ir, tanto por el continente (magnífico el edificio) como por el contenido (biblioteca, aulas, exposiciones, salas de audición,…). Nos ha presentado al equipo del Instituto con los que hemos charlado un rato antes de pasar a ver a María, la Directora, que nos atendió muy amablemente, a la que le presentamos El Camino Español y con la que compartimos algunas de nuestras experiencias. Todo en un ambiente distendido y agradable. Tanto es así que hemos estado cerca de dos horas en el Cervantes.

Ya iba siendo hora de acabar lo que hace quince días empezó en Milán. Así que hemos recorrido los pocos cientos de metros hasta llegar a la Grand Place. ¡Qué bonita es! Es lo que recuerdo que he pensado mientras recorría despacio la plaza en bici mirando los edificios que la conforman ¡Que bonita es!

Me ha pasado por la mente el origen de esta aventura, de los tercios y su transitar entre Milán y Bruselas llenos de sacrificios, peligros, privaciones y sinsabores lejos de casa. Han pasado casi 450 años desde entonces. Mucho tiempo. Pienso que ojalá que esta ruta que hemos finalizado hoy aquí sirva de inicio para otras muchas que estén por venir de otros muchos españoles. No se me ocurre mejor reconocimiento a aquellos Tercios Viejos de Flandes.

 

DLopezR