El hotel de Pont-à-Mousson estaba regulón. Sin embargo la cama era cómoda y el desayuno tenia el aliciente de tener magdalenas empaquetadas una a una y porciones de Nutella. Me agencie unas cuantas que luego, durante el camino, me fueron fenomenal para ir manteniendo el ritmo.
Amanece gris, lloviznando. Lo primero arreglar el radio roto de la rueda de atrás de LA. Es una rueda con un poco de taco para caminos pero es muy fina, ideal para hacer ruta en carretera. Pensamos que como tiene menos apoyo los radios soportan mas carga y con algún bache pues es mas fácil que se partan. La otra posibilidad ya la di el otro día 🙂
De Pont-à-Mousson salimos por la rivera del río en un santiamén. Y nos dirigimos hacia Arnaville a la que llegamos enseguida. Luego Jarny, para iniciar el semicírculo que hará que bordeemos Metz. La carretera transcurre paralela aun río por un entorno precioso, un bosque de hayas. Aun en subida nos parece precioso. La ascensión no dura mucho, de algo tiene que servir los kilómetros que llevamos ya acumulados y una vez rebasado el punto mas alto se produce un cambio de paisaje, prados ya no tan verde intenso y con menos bosque.
Avanzamos hasta dar de nuevo en el Mosella y enfilamos paralelo él. La industria se deja ver y el verde deja paso durante unos kilómetros al color óxido de las fábricas y las vías de los trenes. Barcazas enormes surcan el río transportando material.
La entrada a Thionville la hacemos por carril bici durante cerca de 6 kilómetros. Realmente bonito. Para hacernos la foto en Thionville (era la primera ciudad dentro del territorio de su majestad en los países bajos) preguntamos por el ayuntamiento. Nos indican que vayamos al que lo había sido hasta hace un año, el nuevo esta muy lejos.
Resulta que es de la época española. De 1629. Inicialmente era un convento de carmelitas que después se fue utilizando para otros usos. A la derecha del ayuntamiento hay una calle que se inicia con un arco. En lo alto del arco… Este escudo:
Que grata sorpresa. Casi me da algo 🙂 esos son los pequeños detalles (o no tan pequeños) que no deberíamos dejar caer en el olvido. Contento por el hallazgo salimos raudos de Thionville. Con el gps en seguida enfilamos la vía correcta. A partir de ahí devoramos. No sin esfuerzo, los 30 km que nos separan de Luxemburgo.
Nos alojamos en el Young Hostel que esta muy bien y es, económicamente, muy asequible. Trabajito nos costó encontrarlo. Gracias a tres militares españoles que iban de paisano que nos dieron las indicaciones precisas, si no todavía estamos buscando. Allí nos encontramos, nada mas entrar, a Carlos un chico de Bilbao-Bilbao (para que quede claro que no es de los que son de Bilbao y nacen donde quieren :-)) muy sano y sensato al que le gusta viajar y estaba haciendo un Interrail para recorrerse Europa (saludos desde aquí Carlos). Se nos hace tan tarde que cenamos un panini en el hotel y de ahí a la cama. Mañana será un día que promete ser interesante.
DLopezR