Al enemigo ni agua. Drake y Hawkins: La América española en juego… (2ª parte)

Tres millones son tres millones, decíamos, y que una bala de cañón bien dirigida se llevara por delante Hawkins mientras cenaba, no era motivo suficiente para modificar ni los planes ni el objetivo. Retrasarían al ataque… pero eso no cambiaría nada. Drake dixit (más o menos…).

El ataque «sorpresa» a San Juan de Puerto Rico se inició bien entrada la noche del 23 de Noviembre de 1595 (Mientras el Archiduque Alberto recorría el Camino Español para hacerse cargo de los Países Bajos Españoles. Que un Imperio es lo que tiene…). Las tropas alimentadas y con la moral alta (3 millones…), los barcos preparados y Drake dispuesto. En la oscuridad de la noche avanzaron silenciadas las barcazas para llegarse hasta las fragatas españolas. El ataque conjunto inglés, con bombas incendiarías, fue un éxito. Las embarcaciones españolas empezaron a arder y todas las tripulaciones se dedicaron, como pudieron, a intentar no ser abordados y a apagar las llamas. Los ingleses, conforme al plan, aprovecharon esos momentos para avanzar con todo hasta la playa. Una vez desembarcados la victoria contra los «opresores y ultracatólicos» españoles estaba servida (3 millones…). Pero algo pasó… algo que no estaba previsto…

El fuego se propagó tan rápidamente por una de las fragatas (la Magdalena) que no pudo ser apagado. La tripulación (cuando el capitán vio que no había opciones…) abandonó el barco… y éste quedó allí, meciéndose dulcemente en la calmada agua de la bahía como una gigantesca antorcha… iluminándolo todo. Los cañones de las fortalezas y los de las fragatas que habían dominado el fuego, poco tardaron en apuntar a las lentas barcazas que buscaban la orilla como el sediento busca el agua, con desesperación. No hubo clemencia. No podía haberla. 400 valientes ingleses dejaron la vida, esa noche, en la bahía de San Juan.

Drake cayó en la cuenta al rato (mira tú que cosas…) que San Juan de Puerto Rico (y los tres millones que allí fondeaban…) no era, exactamente, el objetivo de su alta misión. Así que ordenó levantar anclas y poner rumbo hacia las costas de Panamá, que era a lo que habían venido. Con los ingleses abatidos por el resultado de la acción y los españoles todavía en tensión por posibles nuevos ataques, los únicos que estaban felices eran los tiburones, que se dieron un festín.

Mientras tanto la maquinaria Hispánica seguía a ritmo cadencioso: Todas las poblaciones principales de la costa de la America Española estaban siendo informadas de que Drake, Hawkins y compañía, venían dando guerra. ¿Y en España? en España se avituallaba otra flota (que se dice pronto…) para tomarle el relevo a Téllez de Guzmán y su flotilla de fragatas. Las fragatas se volvían hacía España (una vez certificado que Drake se había ido de San Juan para no volver), trasladando en sus bodegas las toneladas de reales de ocho del Galeón Begoña, con destino Sevilla.

Casi a la vez que llegaba Téllez de Guzmán a la península, partía hacia América (2 de Enero de 1596) Bernardino de Avellaneda y Juan Gutiérrez de Garibay al mando de una flota de veinte embarcaciones (entre ellas ocho galeones) y tres mil hombres a bordo.

Habíamos dejado a Drake, yendo hacia Panamá. Pero antes de dirigirse hacia Panamá se desvía un tanto para «visitar» Cartagena de Indias. Claro que para entonces, Pedro de Acuña, su Gobernador, había preparado a conciencia la defensa de la ciudad. Drake, evalúa las posibilidades y le sale que no (suponemos que no tendría ganas de arriesgarse a inaugurar el año con una nueva derrota, que le daría la puntilla a la misión sin haberla empezado).

A esas alturas, la alerta ha llegado a cada rincón del Caribe y hasta la poblaciones pequeñas están a la defensiva. Drake encuentraba muchísimas dificultades para avituallarse de alimentos y de agua. Cada vez que tocaban tierra era un goteo incesante de hombres que perdía por acciones de guerrilla. Para cuando llegaban a una población ésta había sido previamente abandonada y todos los víveres escondidos. La desesperación y las enfermedades hacía ya semanas que se propagaban, con suma facilidad, en el alma y el cuerpo de la tripulación.

Aquella América no era la que él conoció tan solo diez años antes. Algo había cambiado. Las poblaciones importantes estaban mejor fortificadas, las pequeñas eran abandonadas como plan de defensa. Y tanto unas como otras, informadas y atentas a sus movimientos. Más organizadas. Todo estaba a su alcance… pero nada podían alcanzar. Era como golpear al aire… no servía para nada. Bueno sí, les estaba dejando exhaustos. ¿Cómo podía haber cambiado tanto este continente en tan sólo diez años…?

Pero la determinación de Drake era total: o alcanzamos el éxito o morimos en el intento. Algo así debió pasar por su cabeza (Su graciosa majestad gastaba muy mala leche…), porque pusieron proa hacia «Nombre de Dios» una de las ciudades costeras del Atlántico, etapa habitual de la Carrera de Indias por entonces, que era puerta de entrada para acceder a Panamá ciudad, ya en el Pacífico.

TSR_panamaEl plan llevaba elaborándose lentamente en su cabeza desde hacía mucho tiempo. Y había nacido casi en el mismo momento en que recorriera aquellos mares años antes: Drake tenía la certeza absoluta de que, conquistando la ciudad de Panamá, podría poner en jaque a toda la América Española, tanto en el Atlántico como en el Pacífico.

Con tan solo ese estrecho tramo de tierra entre el Atlántico y el Pacífico (y que conectaba ambos) podría tener a su merced a todo el Imperio que España estaba trabajosamente tejiendo. Ese era el plan que había convencido a la exigente Isabel: Tener un puñal en el corazón de la América Española que clavar a merced. Un pequeño territorio con el que tener acceso a todo lo que saliera y llegara al Continente (y los españoles mejor que nadie sabemos como defienden los ingleses los pequeños territorios robados…).

Era aquí, en la captura de Panamá, donde Drake se lo jugaba todo. A estas alturas su reina Isabel ya sabría con detalle (espías había en todos lados…) la derrota en las Canarias, el encontronazo contra las fragatas y el fiasco de San Juan de Puerto Rico. Si esto no salía bien…, pensaba. Pero ciertamente esta vez sí lo tenía todo planeado: Atacarían la ciudad de Panamá haciendo una pinza sobre ella. Por una parte remontando el rio Chagres (cuya desembocadura estaba en el Atlántico) y por otra parte, desembarcando en Nombre de Dios adentrándose a pie hasta llegar a la ciudad, ya en la costa del Pacífico. Con las pocas protecciones que tenía la ciudad y el factor numérico de su lado, todo sería más sencillo.

Drake, sería un gran marino pero como estratega en tierra no daba la talla. Eso debió pensar Alonso de Sotomayor al ver a los ingleses desplegarse y acertar en sus predicciones de cómo Drake quería hacerse con la ciudad de Panamá. Quien lo decía era alguien que había realizado el primer Camino Español con 18 años (ahora contaba con casi cincuenta…), junto con lo más escogido de los Tercios y a las órdenes del Duque de Alba. Uno de esos miles de hombres salidos de Castilla y forjados a sí mismos en Flandes: Un veterano de los Tercios Españoles.

Galeón de Manila

Contínua leyendo en…

1ª parte: Drake y Hawkins: La América Española en juego…

2ª parte: Al enemigo ni agua. Drake y Hawkins: La América española en juego…

y 3ª parte: La alargada sombra de los Tercios. Drake y Hawkins. La América española en juego…

1 comentario en “Al enemigo ni agua. Drake y Hawkins: La América española en juego… (2ª parte)”

  1. Acabo de descubrir esta página y os sigo desde hoy en Facebook.
    Solo deciros enhorabuena, no tiene desperdicio.
    Y siempre se me viene a la cabeza la misma idea: ¡Cuantas películas o documentales no se harían con todo esto y mucho mas de la gran historia que tenemos! Que pena que tenga que ser Hollywood que a su vez las destroza…

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