Extendiendo la ‘Leyenda Negra’: Los grabados del siglo XVI de Franz Hogenberg

La inmensa mayoría de la gente no sabía leer. Ni leer, ni escribir. Pero aquel mundo del siglo XVI cambiaba tan rápido…. Era imposible abstraerse al torrente de novedades que, día tras día, llegaban a los Países Bajos sobre todo provenientes de su hermana mayor: España y las Indias, con quien compartían soberano.

No penséis que todos los países tenían acceso a esa información o a esas novedades. No en absoluto. La información cartográfica de las Indias, por ejemplo, era secreto de Estado para la Monarquía Hispánica y se filtraba con cuentagotas. Para que las plantas y frutos venidos de América llegaban a territorios digamos hostiles (pongamos por ejemplo, así el primero que me viene a la cabeza, Inglaterra…) pasaba mucho mucho tiempo porque el control era férreo.

Pero eso no ocurría en los Países Bajos. Con ellos España tenía un fluido comercio basado en la confianza mutua que beneficiaba a ambos Estados (y claro también Carlos I y a Felipe II y sucesores, que cobraban impuestos en ambos territorios como soberanos). Allí, a los Países Bajos, llegaba información clave y productos y encargos provenientes de España (con origen la propia España o América) a manos llenas.

Y de eso se benefició claramente Franz Hogenberg.

Franz Hogenberg maestro de grabados del siglo XVI. Franz Hogenberg seguramente no os suene… y sin embargo seguro que habéis visto fotos de sus grabados decenas de veces. A poco que busques en internet una ciudad del siglo XVI te saldrá un plano realizado por él o por su estudio. Y por eso tenía mucho éxito, porque dibujaba, porque pintaba los hechos, porque no era necesario leer para entender lo que estaba ocurriendo. Y sus grabados se vendían como churros. Ahí había mercado y, claro, también dinero.

Saco de Malinas de 1572 protagonizada por los Tercios del Duque de Alba por auspiciar la ciudad la rebelión de Guillermo de Orange. Atención a la profusión de detalles y escenas. Queda claro que es un saqueo. Las banderas de cruz de borgoña bien visible. Gran espacio dedicado a detallar el saqueo.

Él era grabador y de los buenos pero, vaya por dios, era protestante. Moderado sí, pero protestante. Esto es relevante porque cuando llegó el momento y las diferencias religiosas se hicieron insostenibles en los Países Bajos y empezó a llamar a la puerta la guerra civil (década de 1560-1570) él decidió irse de Amberes a respirar otros aires (Voluntariamente o a la fuerza, Tribunal de Tumultos, depende de la fuente que leas). Pero con estos detalles ya os podéis hacer una idea de las pocas simpatías que le despertaría, al bueno de Franz, su hispano rey, Felipe II, o su hispano gobernador durante unos años, el Duque del Alba.

Huyendo de los católicos. Así que se fue de Amberes. Pero eso sí, los contactos católicos los mantuvo. Que al fin y al cabo la información de España seguía fluyendo hacia los Países Bajos. Y de eso comía. Y los españoles eran malos-malísimos pero la información que proporcionaban era buena-buenísima para el negocio (una higa le importaba los sacrificios que hacía España para conseguirla).

La cuestión es que para entonces él, Franz, ya conocía su público. Un público al que, lógicamente, le gustaba ver su ciudad en un plano (exactamente igual que ahora), quería saber cómo era el mundo (con América, claro) y quería saber cómo iba aquella guerra que les tocaba tan de cerca (la guerra de los 80 años-G80A que ya había dado sus primeros pasos). Y ese público era, señoras y señores, mayoritariamente protestante… Y antes igual que ahora, había que darle al público lo que pedía ¿Para qué? pues para vender más grabados ¿De verdad pensáis que hemos cambiado tanto?

Y eso es lo que hizo el bueno de Franz. Hacer grabados por castigo. Y así creció su negocio como creció, que trabajaba allí hasta el que se perdió en la isla. Ahora bien, él no estaba allí para decidir si era o no «la verdad absoluta» lo que le decían que grabara. Es más algo de su cosecha iba el hombre añadiendo… Y lo que sí está claro es que si tu público objetivo es protestante, los más feos serán los católicos. Y dentro de éstos, los más malcarados ¿de donde serían? pues efectivamente… españoles. Muy bien. (Se entiende la ironía ¿eh?)

‘Saco de Malinas de 1580’ por las tropas protestantes de Guillermo de Orange. «La furia inglesa» le llamaron por ser mercenarios ingleses. Grabado sin detalles. El contexto no queda explicado. Podría ser un saqueo o una batalla… Incluso la bandera no se sabe de quien es… Gran espacio dedicado a la ciudad.

¿Por qué no eran sus grabados abiertamente beligerantes con los católicos? Hete aquí que finalmente se aposentó, en Colonia. Colonia era católica pero su cercanía con tierras protestantes hacía que la convivencia aunque fuera compleja, se sobrellevara. Es por eso que Franz puede desarrollar su trabajo aún cuando las autoridades sabían de sus afinidades religiosas. Y es también por eso, al menos en parte, que el trabajo de Franz no es escandalosamente beligerante con los católicos en sus grabados. Pero claro sus «piedrecitas» sí que las pone.

Por otra parte, desde Colonia trabaja para Abraham Ortelius (que sería Geógrafo Mayor de Felipe II. Para que os deis cuenta del poco asco que le hacía el bueno de Franz al dinero y a la información hispana) a completar el Theatrum Orbis Terrarum (considerado el primer Atlas moderno, ahí es nada). E hizo una fortuna con un proyecto complementario (el Orbis Terrarum Civitates) un atlas mapas de las principales ciudades del mundo, incluidas las hispanas. También desde allí contó en sus grabados la guerra civil de los Países Bajos, la mal llamada Guerra de los 80 años.

Y particularmente sobre éste último tema, su público protestante, estaba ansioso por saber cómo le iba esa especie de conquista religiosa de los protestantes en tierras del «campeón» Católico: Los Países Bajos. Y querían hacerse una idea de cómo había sido la «furia iconoclasta»(una jornada heróica para los protestantes), por ejemplo, o cómo había terminado el asedio de Mons (un hecho penoso para ellos pero finalizado con orgullo) etc.

Los protestantes querían saber y querían poder explicarlo a otros, comentarlo, valorarlo. Esa también era su guerra. En definitiva, había demanda y él, el bueno de Franz, estaba en disposición de cubrirla.

Los grabados del protestante Hogenberg, los únicos testigos de la G80A. La cuestión es, señoras y señores, que esos grabados de referencia que nos cuentan aquellas batallas de la Guerra de los 80 años, son dibujos hechos por un protestante, más o menos moderado, para un público protestante. Y eso hace que los grabados sean en muchas ocasiones tendenciosos, que oculten una parte de la verdad o que difundan directamente parte de información falsa.

Y perdonad el acomodo pero Franz Hogenberg no tiene la culpa, él solo era un grabador que intentaba ganarse buenamente la vida. La culpa la tenemos nosotros si nos creernos lo primero que nos enseñan, aunque sean dibujos de hace 400 años. Que sean viejos no significa que digan la verdad o al menos toda la verdad. Que el dibujo tenga cuatro siglos no es razón suficiente como para no poner en tela de juicio la información que transmite. Exactamente igual que si tienen 4 días. O qué pensáis ¿que los antiguos no mentían? ¿que hemos cambiado mucho?

El Camino Español

PD: ¿Por que falta la versión católica de los hechos? Otra de las cuestiones que podríamos hacernos es por qué no hubo réplica. ¿Por qué no había imágenes que contaran las batallas desde el lado católico? La posibilidad que más nos ronda la cabeza es, sencillamente, porque hacerlo implica un coste económico elevado pero no había demanda desde el lado católico.

Los que pirateaban las flotas (Los Mendigos del Mar), los que aterrorizaban las ciudades eran los mercenarios alemanes o los mercenarios franceses contratados y liderados por la familia Orange-Nassau… en nombre de los «protestantes». Pero esos actos (ahora lo llamaríamos sin lugar a duda terrorismo), los protestantes de otros estados los veían como la resistencia de sus ideas.  Guillermo de Orange (alemán para más señas) era una especie de héroe porque llevaba la lucha, su lucha, al corazón de una tierra católica.  Y por eso compraban los grabados, porque les afectaba en lo más profundo, porque esas batallas las sentían como propias aunque no las lucharan.

Para los católicos de los Países Bajos era diferente. Sólo querían continuar con su vida y con sus trabajos. Ellos eran católicos viviendo en su tierra que llevaba siendo católica siglos. Sólo querían paz para seguir prosperando en un país que ya era de los más ricos de la zona. No era necesario conquistar nada. Y la defensa de su territorio estaba convenientemente delegada en su Rey (Era el Rey el responsable de defenderlos. Carlos I y Felipe II durante el siglo XVI).

A ellos, los católicos de los Países Bajos, esa situación les incomodaba pero no querían que les afectara. Les interesaba lo justito. Menos aún a los católicos de otros Estados que no estaban en absolutos impelidos a participar, ni siquiera a interesarse demandando información. Era la todopoderosa Monarquía Hispánica la que estaba al frente. Nada de qué preocuparse, para eso ya están los Tercios.

Hace 400 años igual que hoy. Para haceros a la idea, pensad en si hoy en día estamos muy por la labor de interesarnos por los conflictos armados que hay alrededor nuestro. Aunque afecten a democracias o a religiones como la nuestra. ¿Pedimos (léase compramos) información sobre esos conflictos? ¿nos sentimos impelidos a demandar información continua sobre ellos? Se puede decir que no, que la información que nos llega es porque nos la sirven en bandeja (y aderazada, claro). Pues en el siglo XVI y XVII, con el desarrollo de la imprenta, la cosa no funcionaba de manera muy distinta. Fue entonces cuando empezó a desarrollarse aquello de la «opinión pública». Y claro a sentar las bases de cómo controlarla…

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