
El Duque de Alba estaba seguro que Mons seguía siendo la clave. Su cercanía a una Francia tan proclive a ayudar militarmente a los Orange-Nassau en su intento de desestabilizar los Países Bajos, claves para la Monarquía Hispánica , y que en la ciudad estuviera parapetado Luis de Nassau, el hermanísimo, que era el único de la familia con capacidad militar, le hacían llegar a esa conclusión. Así que las órdenes iban en esa dirección. La batalla de Mons se dibujaba en el horizonte.