El Duque de Alba defiende Holanda (IV). La batalla de Jodoigne: La batalla que nunca existió

Y es que, ni fue una batalla ni ocurrió en la población de Jodoigne. Y perdonad el acomodo pero cada vez estamos más convencidos de que, con respecto a las Guerras en Flandes y la «historia» que la rodea,  a los españoles nos la han colado doblada…

Vaya por delante que los Tercios volvieron a demostrar que eran los mejores en lo que hacían: 3000 mercenarios de Orange dejaron la lana en aquella rivera, pero teniendo en cuenta que en el tablero había del orden de 50.000 soldados (entre unos y otros), aquello no pasó de una escaramuza, digamos, seria.

Y como una escaramuza o una batalla, no tienen sentido sin su contexto, vamos a ello. Tal vez podamos arrojar un poco de luz sobre la personalidad y las ambiciones del Guillermo de Orange, el Taciturno.

Éste era el cuarto intento para defenestrar al Duque de Alba del Gobierno de los Países Bajos (eso decía Guillermo de Orange…). En poco más de 6 meses los ataques de Dahlen,  Groningen y  Artois,  se habían saldado en derrotas finales tanto por la acción de los Tercios, como por la buena dirección militar de Alba. Pero sobre todo por la falta de apoyo de la población.

A la cuarta va la vencida, pensó el Taciturno: Iremos con todo.

El plan era sencillo, le decía Guillermo de Orange a los suyos: Entraremos en Brabante con nuestras flamantes tropas. Las poblaciones, oprimidas como están, engrosarán nuestras filas, nos facilitarán acceso, nos darán alimentos, cobijo y todo lo que necesitemos para hacer frente al Duque de Alba y sus secuaces.

Llegado el momento nos enfrentamos a ellos, les ganaremos en una batalla épica (porque somos más y «yo lo valgo») y luego, ya veremos… Eso sí, recalcó Guillermo, todo en nombre del Rey Felipe II (Aunque sin preguntarle. Que total, pa qué, si no sabe idiomas…).

A tal fin, reune un ejército con su dinero (un dinero que le hubiera venido fenomenal a Holanda, de la que era máximo representante, para mejorar la vida de la gente). Todo un despliegue: 25.000 soldados.

El 4 de Octubre de 1568, cruza el rio Mosa a la altura de Stockem, en el Obispado de Lieja.

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Paises Bajos y Obispado de Lieja a finales del Siglo XVI

El Obispado de Lieja (en gris e intercalado dentro de lo blanco), es un Estado Independiente, católico y perteneciente al Sacro Imperio Romano Germánico (su máximo representante en aquel momento es el Príncipe-Obispo Gerard de Groesbeek).

De allí se dirigen a la población de Tongres (Obispado de Lieja), que viendo semejante despliegue les abre las puertas hasta la cocina (total, ¿Qué tenían ellos que ver con el affaire Guillermo-Felipe II…?). Era el 10 de Octubre.  Allí Orange escribe al Príncipe-Obispo de Lieja para decirle que es necesario que les proporcionen paso y alimentos para su ejército (25.000 bocas…)

Groesbeek se niega. No ve nada claras las intenciones de Orange, es una petición sin fundamento y un esfuerzo muy elevado para sus arcas (y sin fecha de caducidad…). Ante la negativa, Guillermo Orange pide 100.000 escudos del ala o que se atenga a las consecuencias. Groesbeek aprieta los dientes (y un poco el c*l*…) y le responde a la carta diciendo que no y que está dispuesto a ir al Emperador o a la Cámara Imperial por el abuso. Sin soltar la pluma, le envia una misiva urgente al Gobernador vecino, el Duque de Alba, para solicitarle unos cuantos cientos de soldados de los Tercios para reforzar la ciudad.

Ya hablaremos ya más adelante, se dice el de Orange.

Ahora tiene cosas que atender más urgentes. Con el ejército se dirige a Sint-Truiden (Obispado de Lieja) haciendo camino en dirección a Jodoigne. Desde Francia, François de Hangest, Señor de Genlis, con un ejército de hugonotes franceses (otros 3000) se acercaba también hacia Jodoigne para sumar sus fuerzas a las de Orange y ponerse a sus órdenes.

¿Y el Duque de Alba?… El Duque sabía lo que hacía y con quien contaba… Desde que atravesara Orange el Mosa, iba a su estela pero dejándole hacer. Bueno, dejándole hacer un poco solo… entre Tongres y Sint-Truiden, 600 hombres de los rebeldes dejan la lana y Alba, le aligera el bagaje a Orange, apresando más cien carretas con comida y pertrechos. Lo justito para que Orange notara el aliento en el cogote.

La noche del 19 al 20 de Octubre, al paso de un pequeño pero complicado arroyo llamado Jaulche (en el camino hacia Jodoigne, de ahí el nombre de la «batalla»), un nuevo mordisco de los del Alba en la retaguardia del de Orange:

2000 arcabuceros españoles atacan a 5000 arcabuceros rebeldes que quedaban en retaguardia para proteger el grueso del ejército. De lo mejorcito de Orange. No fue al tuntún. Ocurrió cuando el Duque de Alba quiso que ocurriera. 3000 mercenarios alemanes pagaron con la muerte el descuido (por poco más de 30 soldados de los Tercios) hasta que el grueso del ejercito retrocedió para ir al rescate.

Alba refrenó a los suyos. El objetivo parcial estaba cumplido y en una batalla total, ante la superioridad numérica de los rebeldes, se corría el riesgo de no vencer (y ya no había más ejercito leal para salvaguardar aquellas tierras).

El 23 de Octubre juntan sus ejércitos Orange y Genlis. Desde entonces, fue un caracolear de los rebeldes buscando ciudades (ahora sí, dentro de los Países Bajos) que apoyasen la rebelión… Tienen, Namur, Nivelles,… nada. Nadie. ¿Cómo puede ser?  Se repetía la misma historia que en Groningen, o en Roermonde, la población no respondía a la llamada… Mientras tanto el Duque de Alba les seguía presionando, sin descanso pero sin ofrecer batalla.

Desanimado, hundido moralmente, reunió Guillermo a sus capitanes y les preguntó su parecer sobre cual debía ser el siguiente paso:  Brabante (es decir los Países Bajos) descartado. Volvamos a Lieja y entremos en la ciudad  «de buen grado o por la fuerza», convinieron todos.

Haciéndonos con el Obispado estaremos en disposición de atacar cuando nos plazca los Países Bajos y tendremos a los Estados protestantes de Alemania de nuestro lado… y quien sabe si al propio Emperador. El conde William II La Marck, señor de Lumey, oriundo del Obispado (protagonista de excepción de las guerras de Flandes y, lo que se viene llamando en España, un «cabrón con pintas») será el encargado de hacerse con la batuta del Obispado de Lieja, si la estrategia tiene éxito. Así que La Marck se une a la fiesta.

El 3 de noviembre ponen sitio a la plaza. Al poco se dan cuenta de lo bien protegida que está la ciudad (Recordemos que Alba le había enviado unas cuantas compañías de valones a petición de Groesbeek…).

Aún así, hizo los preparativos para iniciar el asedio a Lieja en la noche de 4-5 de noviembre. Finalmente pesó en exceso saber que el Duque de Alba estaba poco más de cincuenta kilómetros y que no podrían rendir la ciudad, mientras se defendían de los Tercios. No lo pensó más: El 5 de noviembre levantó el campo y se fue zumbando, más bien con agilidad, a Francia…

Allí todavía pasteleó un poco, pero pocos días después (17 de Noviembre) licenció a sus tropas y se fue a casa, asqueado de la vida y decepcionado con unos conciudadanos que no se habían dado cuenta que él, norte y guía de los tolerantes, había venido a liberarlos (…demasiado bien te ha tratado la Historia, Guillermo de Orange, demasiado bien…).

Fuentes: ¡¡¡Muy recomendable su lectura!!!   «Correspondance de Guillaume le Taciturne, prince d’Orange.»

PD:  En su transitar, los rebeldes y calvinistas a partes iguales no perdieron la ocasión de quemar iglesias y abadías por allí donde pasaban (para hacer demostración su tolerancia, suponemos…): Iglesia de Saint-Médard, la Abadía de Val-Benoit,  la Abadía de Saint-Laurent, la Abadía de Flône…

 

2 comentarios en “El Duque de Alba defiende Holanda (IV). La batalla de Jodoigne: La batalla que nunca existió”

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