La Virgen del Pilar viene por El Camino Español

La Iglesia de Saint Jacques es una pequeña iglesia en el corazón comercial de Namur que pasa desapercibida. Es pequeña y no especialmente bonita. Sin embargo tiene algo que la hace especial a nuestros ojos, casi única. Tal vez os ayude que, en vez de llamarla iglesia de Saint-Jacques, la llamemos Iglesia de Santiago. Santiago, patrón y referencia inequívoca cuando de España se habla. Y si hablamos de la Capilla de la Virgen del Pilar que tiene en su interior estamos convencidos de que el dato os llamará más la atención.

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Lo de la Iglesia de Santiago tiene cierta la lógica porque el peregrinaje a Santiago tenía (y tiene) mucho tirón. Y este santo lugar hacía las veces de albergue para aquellos peregrinos que iban en dirección a Compostela. Iglesias de Santiago hay repartidas por toda Europa. Es la referencia a la Virgen del Pilar la hace especial porque el camino francés, que es el principal, no pasa por Zaragoza, así que la peregrinación no parece la causa real para que haya una capilla en su nombre.

Hay otra teoría más probable: Que los soldados españoles, y en especial los aragoneses, de los Tercios llegados por El Camino Español hicieran que se extendiera la devoción por esta Virgen tan española. Aunque para poder extender algo necesitas un punto de inicio, una chispa que prenda la llama que luego se extienda: El milagro de Calanda. Ese podría ser el germen.

Dejadnos que os resumamos la historia porque merece la pena. Corría el verano de 1637 cuando Miguel Juan Pellicero, oriundo de Calanda, trabajaba en Castellón en las tierras de un tío suyo. Iba Miguel Juan sobre una de las mulas que tiraba un carro cargado de trigo. Ante un arreón de la mula cae de ésta, con tan mala suerte, que fue a caer en la trayectoria del carro y una de sus ruedas le pasa por encima de la pierna derecha, fracturándosela. Una herida realmente fea.

Fue llevado a Valencia donde fue curado, si bien a los pocos días solicitó ser llevado a Zaragoza. Después de un duro y largo traslado llega a la ciudad y lo primero que hace es ir a visitar la Virgen del Pilar para rogar por su curación porque los dolores eran insoportables. Ya en el Hospital le dicen que la pierna está gangrenada y que hay que amputar sin más dilación. Amputan por debajo de la rodilla y llegado el momento le dan una pierna de madera y una muleta.

Para sobrevivir recurre a la limosna en una de las puertas del Templo del Pilar lo que aprovecha para oír misa todos los días en la Santa Capilla, a la vez que se ungía con aceite de las lámparas el muñón de la pierna para intentar suavizar el dolor. Ahora llega el meollo.

Miguel Juan harto de esa vida, después de dos años de malvivir, decide volver a su casa de Calanda. Su familia le recibe con alegría si bien apenados por el suceso. Y al poco se obra el milagro: Se le regenera la pierna.

Pensad lo que gustéis pero el Notario de Mazaleón levantó acta. El original de esta Acta con todo el protocolo del año 1640, se conserva en el Archivo del Ayuntamiento de Zaragoza. El 25 de abril Miguel Juan y sus padres llegan a Zaragoza para dar gracias a la Virgen del Pilar.

El Cabildo de Zaragoza remitió al Conde-Duque de Olivares la información del hecho para que, a su vez, la pusiera en conocimiento del Rey Felipe IV. Declaran en dicho proceso: cinco facultativos y sanitarios (entre ellos el cirujano que le amputó la pierna) , cinco familiares y vecinos, cuatro personas de las autoridades locales, cuatro autoridades eclesiásticas, seis personajes diversos (destacando a dos mesoneros de Samper de Calanda y de Zaragoza).

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La Iglesia reconoce el hecho como “milagro” el día 27 de abril de 1641. El propio rey Felipe IV besa la pierna de su súbdito cuando Miguel Juan se traslada a Madrid para ver al rey a petición de éste.

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Lo que hace más sobresaliente el hecho es la gran cantidad de documentación histórica que le respalda al igual que la cantidad de testigos del hecho. Personas de las poblaciones donde estuvo Miguel y que le vieron antes y después del milagro.

Volviendo a Flandes, hay que entender que para un soldado en tiempos de guerra, donde sufrir una amputación era tan habitual como tener piojos pero infinitamente más temida, un milagro de semejantes proporciones no podía pasar desapercibido. ¡Había a quien poder encomendarse! y en eso los españoles de los Tercios Viejos, normalmente en primera línea de fuego, eran muy susceptibles. Y en Namur, donde había una guarnición muy nutrida de españoles, es normal que el suceso prendiera y se propagara por la población y sus alrededores. Pero no solo eso.

Al año siguiente, 1642, la Universidad de Douai (Fundada por Felipe II, que ahora está en territorio francés pero que por aquel entonces pertenecía a los Países Bajos Españoles) imprimió muchos ejemplares del libro donde se explicaba el milagroso acontecimiento con lo que la propagación fue espectacular. El poder curador de la fe en la Virgen del Pilar había traspasado fronteras .

Ahora quieren convertir la iglesia de Namur, esa que pasa desapercibida, en un comercio. Parece ser que en todos lados cueces habas.

El Camino Español

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