
El Imperio Español buscó tener una política idiomática que permitiera sumar, a través de las lenguas, argumentos para ayudar la evangelización y al mestizaje que se estaba produciendo en el Nuevo Mundo y que la Corona impulsaba. Las lenguas servían para unir y comunicar a las persona. Y para poder llegar a la gente, el Imperio Español sabía que debía conocer los idiomas que se hablaban en él.