Renacimiento y Barroco: Cuando España mecía (y protegía) la cuna del arte

Si alguna vez vais al Palacio Real de Madrid, podréis disfrutar viendo el Cuarteto Palatino, un conjunto único de instrumentos del barroco del genial Stradivarius. Tal vez queráis comentarle a quien tengáis cerca que ese conjunto bien puede ejemplificar cómo España y los españoles protegieron con sus armas y sus vidas la cultura y el arte que ahora son referencia y base de la civilización occidental.

Cuarteto Palatino - Palacio Real Madrid
Cuarteto Palatino – Palacio Real Madrid

Y es que Antonio Stradivarius nació en Cremona, cerca de Milán, a mediados del siglo XVII, cuando el Milanesado llevaba perteneciendo a la Corona Española desde hacía más de cien años. Un Milanesado que junto con Flandes eran la joya de la corona de España  (bien se puede decir que Antonio Stradivarius era súbdito de España, que no es exáctamente decir que era español).

A finales de siglo, el bueno de Antonio quiso hacerle un regalo a su rey. Un buen regalo: Un conjunto de instrumentos de cuerda absolutamente únicos hechos con sus inigualables manos y métodos, compuesto por dos violines, dos violas y un violonchelo. Esos que podéis admirar en el Palacio Real de Madrid. Su rey era nuestro rey, por entonces, Carlos II.

Tiene lógica, antes igual que ahora y visto desde una óptica más amplia, pertenecer al Imperio Español (o ser su aliado) durante el siglo XVI y XVII tenía sus ventajas. Más ventajas que inconvenientes. El saberse protegido por una potencia cuando tienes tan cerca al musulmán (caso de los Estados italianos en el siglo XVI) daba mucha tranquilidad.

La suficiente como para que los habitantes se dedicaran con muchas garantías al comercio, a la industria y también al arte y a la cultura (desarrollando el renacimiento pero sobre todo el Barroco). En un mapa se ve más claramente lo mucho que tenía la Península Itálica de España. Ahí van unos datos sobre los Estados «Italianos» en el siglo XVI:

Reino de Nápoles – Corona de España
Ducado de Milán – Corona de España
Estado de los Presidios – Corona Española (1557 a 1707).

Con estos tres estados tenías protegido Sur, Norte y Centro de la península itálica y buena parte del Mediterráneo.  Y los aliados:

Génova – Aliado Estratégico de España
Ducado de Saboya – Aliado de España
Gran Ducado de Toscana – Aliado de España.

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Quedaban «fuera» de este selecto club Los Estados Pontificios y República de Venecia, con los que se alió España para llevar a cabo la «más memorable y alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros»: Lepanto.

Esa batalla, justamente esa batalla y no otra detuvo de un plumazo las aspiraciones de los musulmanes sobre la Península Itálica (y la parte Occidental del Mediterráneo). Unas aspiraciones que de ocurrir hubieran cercenado sin lugar a dudas lo que quedaba de Renacimiento y lo que estaba por llegar de Barroco. Por eso (y más cosas) fue importante Lepanto.

En el mapa (coloreado por nosotros con evidente falta de pericia…) se ve claramente la protección y la influencia que la Corona Española ejercía en lo que ahora es Italia y lo prolífica en lo cultural que fueron aquellos siglos XVI y XVII para las tierras italianas de la mano de España. Así que cuando llegue el momento podéis decir claramente y sin llevar a nadie a engaño que sí, que es cierto que la Península Itálica fue la cuna del arte y la cultura en el siglo XVI y XVII pero también que las manos que la mecían (y la protegían) eran españolas.

El Camino Español

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