Felipe II apuesta fuerte por la Universidad Española del siglo XVI

Los datos así lo indican. A finales del siglo XVI la Universidad con más estudiantes de Europa era Salamanca seguida de Alcalá de Henares y Valladolid*. Esa situación no era casual y fue consecuencia de una decisión que Felipe II tomó en 1559. Una decisión que siglos después aún genera ríos de tinta…

Cierto es que el esfuerzo por dotar a la Península de una Universidad potente lo llevaba fraguando la Monarquía desde principios de siglo.  En los primeros 60 años del siglo XVI la Monarquía Hispánica fundó dieciocho universidades (ocho en España, tres en otros territorios europeos (Milán-Milanesado, Mesina-Reino de Nápoles,  y Douai-Países Bajos)  y siete en América (preguntad a Inglaterra a ver ellos en América que tal…). En ese periodo el resto de países de Europa había creado seis.

Así que, en 1559 había en España 19 universidades. Felipe II, que sólo hacía cuatro años que llevaba las riendas de Monarquía Española, estaba basando su política en fortalecer un Imperio inmenso y disperso en lo geográfico, en base a la comunicación, el comercio y a estructurarlo. Necesitaría gente bien formada. Mucha.

Felipe, que había vuelto de su prolongada estancia en Centro-Europa hacía cuatro meses, ya había visto lo fácil que era desmembrar un territorio por motivos de religión (en la carnes de su tío Fernando, Emperador del SIRG). No estaba dispuesto a que el legado que recibía se resquebrajara a las primera de cambio. También pudo ver en Amberes y Lovaina la cantidad de estudiantes que había de todas partes… y la cantidad de dinero que dejaban en la ciudad. Muchos estudiantes, la mayoría de ellos pudientes, que se dejaban allí sus caudales… durante años (malos estudiantes los ha habido siempre…).

¿Pero cual era la situación en Europa en ese Noviembre 1559?

Francia. Hacía 8 meses de la paz de Cateau-Cambresis con la eterna enemiga. Una paz después de una guerra larga y cruenta que dejaría a una Francia vencida y a las puertas de una guerra religiosa (católicos-protestantes).  Mal sitio para ir a estudiar.

Inglaterra. No se si hace falta explicar mucho. En 1559 Isabel impone de nuevo el anglicanismo en Inglaterra (segunda acta de supremacía). Ya os digo yo donde quedaron la libertad religiosa y la tolerancia… Mal sitio para estudiar «rollo» católico.

Alemania, no existía. En 1555 los príncipes alemanes que componían el Sacro Imperio Romano Germánico habían arrancado del alcalaíno Emperador Fernando I (hermano de Carlos I, tío de Felipe II) el «Cuius regio, eigius et religius» (Interim de Augsburgo). Es decir que cada príncipe escogía la religión de su Estado… y claro, todos sus súbditos con él (la consecuencia: la Guerra de los 30 años).  Y al súbdito que no le gustara ya podía coger caminito y manta. ¿Y quién puso el grito en el cielo? ¿alguien los llamó fanáticos? ¿intolerantes?… nadie (Claro que… ¿alguien se acuerda de alguno de esos príncipes?… nadie. Igual es por eso.).

Sea como fuere… eso generó durante años un trasiego de gentes arriba y abajo por aquellos estados alemanes, epicentro de la reforma, que era un sin-dios. Zona nada de fiar para buenos católicos. Mal sitio para estudiar.

Italia no existía. Todos los Estados que conformaban la península itálica eran católicos. Ahí sí que se podía.

El resto de «Europa», quedaba muy lejos.

Mapa religioso de Europa siglo XVI. fuente: http://litemedyarte.blogspot.com.es/

La zona tranquila era precisamente la Península Itálica y la Ibérica. No penséis que no miraban con envidia la estabilidad en la que se encontraba España. Para Felipe II era fundamental la estabilidad interior para poder estructurar el Imperio en ciernes y darle seguridad y coherencia.

¿Un estudiante católico (o protestante) dónde podía ir a estudiar en la Europa del Siglo XVI?

Para empezar había universidades anglicanas, calvinistas, luteranas pero éstas sólo aceptaban a alumnos de cada unas de esas religiones (entre ellos se llevaban realmente mal). Así que un católico descartaba todas esas sencillamente porque no le aceptarían (y un protestante también, excepto las de su cuerda). Así las universidades inglesas, una parte del SIRG, parte de Francia, parte de los cantones suizos, quedaban descartadas para el católico.

Lo mismo, claro, para los protestantes, quedaban descartadas la Universidades de: Todos los Estados de la Península Itálica, Portugal, España, Franco-Condado, Países Bajos, la otra parte de Francia, la otra parte de los Cantones Suizos, la otra parte del SIRG).

Solo dos universidades aceptaron diversas religiones: Padua y Leiden (… y Leiden no existía en 1559). Así que en toda Europa sólo Padua era, digamos, «neutral».

Esa era la «libertad» de la que disponía un estudiante cualquiera para elegir universidad aquel año del 1559. Resumiendo, las universidades del siglo XVI no eran ni «universales», ni ‘open-door’, ni ‘flower-power’…

y entonces ¿cuál fue la apuesta firme de Felipe II por la Universidad Española?

Pues visto el mapa general del resto de Europa, el riesgo que suponía la religión para sus planes globales de cohesión del Imperio, el esfuerzo realizado por la Monarquía Hispana para dotarse de una estructura universitaria y el capital que «volaba» al extranjero por los estudiantes, muchos de ellos religiosos, que estudiaban fuera,  Felipe II tomó la determinación de obligar a todos los estudiantes españoles a cursar estudios universitarios en España y tierra «confiable». Lo que se llama la Pragmática de Felipe II de 22 de Noviembre de 1559. (Que no te lo cuenten: léela completa aquí.)

Es decir, podías cursar estudios universitarios en una de las 19 universidades de Castilla y Aragón (entre ellas Salamanca y Alcalá de Henares, dos de las máximas referencias a nivel europeo), también la de Coimbra (en Portugal que no pertenecía por entonces a la monarquía hispánica), en el Colegio Español de Bolonia, en la Universidad de Roma y la de Nápoles (Reino de Nápoles).

Cuando el rector de la Universidad de Lovaina (Países Bajos – Monarquía Española) le preguntó a Felipe II el motivo de la Pragmática, él contestó que el motivo principal era la inestabilidad religiosa en la zona. Faltaban aún siete años para la revuelta protestante por aquellas tierra y el ambiente, aunque enrarecido, no era el irrespirable que los protestantes generaron más adelante (y que desembocó en la furia iconoclasta de 1566…) pero para Felipe II aquel era un riesgo que no estaba dispuesto a correr…

Junto con el aspecto religioso iba el económico. Así que seguramente Felipe aprovechó que el Pisuerga pasaba por la preciosa Valladolid, para proteger las universidades españolas con respecto a otras católicas, ubicadas en otros estados y alejadas de los focos protestantes. Y es que Carlos I, su padre, además de legarle un Imperio enorme pero desorganizado, una herejía rampante en Europa que amenazaba con dinamitarlo todo, también le había dejado en el cajón muchas, muchas, muchas facturas por pagar. No estaba en condiciones de dar puntada sin hilo.

El tiempo le daría la razón porque las universidades españolas se poblaron de estudiantes españoles. No solo eso, también recibieron a estudiantes católicos extranjeros que venían de los países donde la religión protestante repartía «tolerancia» a manos llenas. América fue una de las grandes beneficiarias de esa universidad española que Felipe II había decidido proteger. La otra la gestación de un Estado moderno con gente bien formada, para los cánones de la época, y la coordinación del Imperio.

Sin embargo, cuatrocientos años después, todavía los hay que le echan en cara a Felipe II (allí donde esté) esta Pragmática por fanática y que alejaba a España del «progreso y el desarrollo»… ¡¡qué sabrán ellos de gestionar un Imperio Global en la Europa del siglo XVI!!

El Camino Español

(*) Fuentes:

· «English Students at Leiden University, 1575-1650», Daniela Prögler

· «Encuentros en · «Flandes: relaciones e intercambios hispanoflamencos», Werner Thomas,Robert Verdonk

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