VI – El Terrible trienio (1568-1571): Peste en Amberes. 1571

Amberes era en 1568 el motor de los Países Bajos. Un motor que estaba a un tris de griparse del todo tan sólo tres años después. Al cerrojazo de comercio marítimo a Amberes que mantenía el «patriota» de Guillermo de Orange (desde 1568 desde Francia y 1569 desde Inglaterra), al Tsumani ( noviembre de 1570), a la fase fría de la Pequeña Edad de Hielo (1560-1570), se le sumaba ahora la temida Peste (1571).

A los contagios y muertes se le debía añadir la lógica fuga de empresarios, capitales y negocios. Una peste que no apareció como por arte de magia y sobre la que hubo incluso sospechas fundadas de que estaba siendo propagada a propósito por la ciudad. Pero para situarnos…

Amberes venía siendo la capital económica del Norte de Europa desde el primer cuarto del siglo cuando sucedió a Brujas como impulsor del comercio. Su mejor comunicación fue la clave principal. Eso y el apoyo incondicional de la Monarquía Hispánica que derivó buena parte del comercio que llegaba de América hacia Amberes (después del paso por Sevilla) convirtiendo al Imperio Español en lo que ahora llamaríamos una economía global.

Además de lo que llegaba de España, Amberes también gestionaba comercio proveniente de, por ejemplo, Inglaterra o de los Países Bálticos. De los impuestos generados por la economía de Amberes, Felipe II, recibía un pellizco de considerable proporción. Así que le interesaba en grado sumo que Amberes funcionara. Y ya sabemos que si algo necesita el comercio es estabilidad y seguridad.

También por decisión de Carlos I y Felipe II, Amberes disfrutaba del monopolio mundial de ciertos productos que los españoles traíamos de América. No era casualidad, claro, sino derivado de una relación donde cada uno tenía su papel. Y lo que no se traía de América se traía de la propia España (lana, sal, azúcar, frutas, verduras, …).

Amberes era puerto de entrada y salida principal de los Países Bajos y de los países circundantes. Una de las joyas de la corona junto con Milán.

Ni Ingleses, ni franceses, ni genoveses, ni portugueses querían perderse ese pastel tan goloso y abundante. «Pastel» cuyo funcionamiento se asentaba en el crédito; los negocios se hacían sin dinero en efectivo (aunque respaldados, lógicamente. Que la gente sería «antigua» pero no tonta…) basados en la confianza del sistema. Básicamente como ocurre ahora.

Las cosas iban tan bien para Amberes a medidados del siglo XVI que los intereses de los préstamos para hacer este tipo de negocios se redujeron a la mitad (del 20% al 10%, en el periodo que va de Carlos I a Felipe II)(1). Eso atrajo a más mercaderes, claro. Comerciantes que veían cierta seguridad a la hora de hacer negocios y sobre todo seguridad en sacar beneficio con la actividad. Con la circulación del dinero y la «alegría económica» llegó el arte, las letras, pintores, escultores, arquitectos…

En la base de todo, en la capacidad de la monarquia hispánica de mantener el engranaje activo y seguro.

Activo porque las «artes de navegación» y la «cartografía» estaban dando el estirón definitivo de manos de españoles (y también de portugueses) para adaptarse a la navegación oceánica y haciendo menos arriesgado el transitar por mares inhóspitos. Y seguro porque después de la paz entre España y Francia (Cateau-Cambresis) se abrió un paréntesis de tranquilidad que parecía (solo parecía…) que interesaba a todos y que parecía (solo parecía…) que España podría mantener.

Es en este contexto, cuando Guillermo de Orange empieza a marear la perdiz en 1568, con la la «Estrategia Terrestre» de invadir los Países Bajos con mercenarios para «liberar» a su gente de la «opresión española». Un año después la abandonaba porque el respaldo de la población fue nulo y se quedó sin dinero para seguir pagando mercenarios. Es en este contexto cuando, después del fracaso, inicia en 1569 la Estrategia Marítima con los «Mendigos del mar» para dificultar el comercio que llega a los Países Bajos desde y hacia España.

En definitiva, en ese contexto, cuando tiene lugar el 1 de noviembre el Tsunami de 1570 en Frisia y Holanda que no alcanza, por poco, a Amberes pero cuyas consecuencias sí le llegaron con toda su crudeza porque es entonces cuando la peste colapsa la economía flamenca (y por extensión de los Países Bajos en su conjunto)

Por una parte, hubo gente que quedó sin opciones de trabajo por el Tsumi fue atraída por el ladino de Guillermo de Orange y los suyos para unirse a los «Mendigos del mar» que crecieron en número y acometieron más abordajes, dificultando el comercio tanto por el Atlántico como por el Báltico.

Por otra parte, muchos otros decidieron emigrar hacia lugares más dinámicos y con trabajo. Amberes, por ejemplo. La ciudad se vió irremediablemente inundada de personas sin recursos y a los que no podía ni cobijar ni dar trabajo precisamente porque se estaba viendo imposibilitada para mantener una actividad económica por el bloqueo que estaba sufriendo de manos de sus propios paisanos, los «Mendigos del Mar» para más datos.

El hambre y la míseria hicieron acto de presencia con inusitada rapidez. Hasta la situación climatológica se puso en contra de los amberinos (Fase Fría de la pequeña edad de hielo). Con ese panorama hizo su entrada en escena, consecuencia de todo lo anterior, otro tsunami que asoló con toda crudeza la población de Amberes el verano de 1571: La peste.

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‘Triunfo de la muerte’, de Pieter Bruegel el Viejo (1562)

Ya en enero de 1571 se detectaron los primeros síntomas. Los mendigos, los de verdad no los de Orange, que aumentaron sin censar en la ciudad empezaban a colapsar las «casas de la peste» habilitadas para tratar a este tipo de enfermos. Con la llegada de la primavera y el verano la situación se agravó por el incremento de temperaturas.

En junio se publican ordenanzas restrictivas para evitar los contagios. En agosto, en lo mas crudo del verano, la peste campa a sus anchas y la ciudad vuelve a publicar nuevas ordenanzas. El comercio se resiente de una manera brutal. Los empresarios extranjeros huyen. La situación es crítica pero no hay información de que los «Mendigos del Mar» relajen su injusto y letal embargo que aliviaría la difícil situación.

Se habilita y bendice un nuevo cementerio porque el actual ya no da de sí. También otra «casa de peste» que tampoco resulta suficiente. Ningún rincón de la ciudad se salva, la peste se reparte por todos los barrios. Incluso se investiga porque hay indicios serios de que se está haciendo lo posible para difundir la enfermedad repartiendo las secreciones de las víctimas en bancos y barandillas de las casas (1). La situación es realmente grave y se prolonga durante meses.

Amberes, la todopoderosa Amberes de sólo tres años antes, palidecía.

A principios de 1572 se empieza a restablecer la normalidad. Se relajan las ordenanzas. En febrero 1572 ya hay registros de ventas de muebles de casas contaminadas que son permitidas bajo ciertas condiciones. Y aunque en junio de 1572 hay todavía informaciones sobre algunos casos de contagio, la ciudad despertaba de nuevo.

Pero el daño ya estaba hecho. Para Amberes ya nada sería lo mismo. Para entonces entraba de nuevo el invierno. El comercio estaba bajo mínimos. La peste además de la muerte habia sembrado el desconcierto entre los comerciantes que buscaban ya otros mercados en los que prosperar.

Con todo estaba claro que se podía superar la peste, incluso las consecuencias del tsunami pero para romper el bloqueo la ciudad necesitaba ayuda militar. Una ayuda que no llegaría de España que estaba jugándose el todo por el todo (y con ella Occidente) en Lepanto. Una ayuda que sólo podría venir de los recursos propios de los Países Bajos.

Y para eso el Gobernador de los Países Bajos (el Duque de Alba) debía reactivar una negociación que había quedado en el aire dos años antes:… El diezmo.

El Camino Español

Fuentes:
(1) La Europa del siglo XVI.  R. Mackenney

(2) Over pestepidemiën te Antwerpen in vroeger tijden Door Dr. A.F.C. Van Schevensteen,
Dienstoverste aan het Ooglijdersgesticht der stad Antwerpen.
http://www.dbnl.org/tekst/_ver025193201_01/_ver025193201_01_0055.php

Serie el Terrible Trienio

I – Terrible Trienio (1568-1571): Los “Mendigos del Mar” o cómo empobrecer a tu propia gente. 1568

II – Terrible Trienio (1568-1571): Isabel de Inglaterra roba a los Tercios y hunde más a los flamencos. 1569

III – Terrible trienio (1568-1571): El Duque de Alba hace de “Montoro”. 1569

IV – El Terrible Trienio (1568-1571): El Tsunami de Holanda o las dos puñaladas a Flandes. 1570

V – El Terrible Trieno (1568-1671). La Pequeña Edad de Hielo: Inviernos heladores. Veranos infernales

VI – El Terrible trienio (1568-1571): Peste en Amberes. 1571

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