El Sitio de Amberes y la boda de Catalina Micaela: Hija y «luz de mis ojos» de Felipe II

No daban crédito. Con rostros incrédulos, se decían unos protestantes otros:
— ¿Cómo es posible que Amberes haya caído?, decía uno
— ¡¡Si es inexpugnable!!, comentaba otro
— ¡Pero si está impecablemente amurallado! Diez baluartes como diez soles y un foso para tragarse a todos los malditos españoles con bandera y todo… y con el ancho Escalda para proveerla. ¡Debe ser un error…!

Pero no. Un puente de 800 metros de largo y 4 de ancho sobre el río Escalda, con 97 piezas de artillería para defenderlo y otros puntos estratégicos cercanos fortificados para protegerlo, tuvieron la culpa. Eso y siete meses de construcción. Una obra de ingeniería que asombró al mundo. El puente, defendido de los muchos ataques protestantes, cercenó la posibilidad de Amberes de ser socorrida. Así que después de un año de durísimo y peligroso trabajo (y muchas vidas…) , Amberes se rindió el 17 de Agosto de 1585.

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Esa rendición era la prueba irrefutable de que la guerra abierta en Flandes tomaba nuevos aires que favorecían a los católicos, quedando menguada la zona insurrecta de los Paises Bajos Españoles. Ésta era una oportunidad que no debía desaprovecharse después de tanto esfuerzo. Era necesario continuar con el impulso tomado.

La noche en la que le comunicaron la noticia de la rendición de Amberes a Felipe II fué tal su gozo que se levantó de la cama y fue raudo (todo lo que podría) a la habitación de su hija Isabel Clara Eugenia y despertándola le dijo: «¡¡Nuestra es Amberes!!».

Volviendo ya a su real alcoba (y con más calma después del sprint…) siguió con sus pensamientos:

— ¡Bendito sea! ¡Qué gran noticia ésta que nos acerca a la paz en mis territorios!.

La excelente noticia le hizo venir a su mente a su otra queridísima hija, Catalina Micaela, que ya estaba en Turín y de la que su casamiento reciente le había separado (ya no la vería nunca más). Se le ensombreció un tanto el semblante mientras le inundaba un pesar:

— Hube de casarte, querida hija, con un Duque. Pero era necesario. Lo de Amberes me da la razón. Sin conexión con Flandes no hay futuro.

TSR_1609_CatalinaMicaelaSpainCatalina-Micaela (la hija pequeña de Felipe II e Isabel de Valois que junto a Isabel Clara Eugenia era la «luz de mis ojos» de Felipe II), era jovial, alegre e inteligente y quería a su padre con locura pero no le había sentado nada bien que la casara con un Duque por muy de Saboya que fuera. Aún así, ella sabía, como hija de rey, cuál era su deber. Pero como una cosa no quita la otra le dejó bien a las claras a su padre su parecer:

Dieciocho de marzo de 1585, en la ciudad de Zaragoza, a la que el rey tenía en gran estima, se celebra la boda de Catalina Micaela (contaba con 18 años) con Carlos Manuel I Duque de Saboya (23 años). Felipe II, deseoso de contentar a su hija, no escatima lujos y gastos. Antes de despedirse el rey ofrece a su hija una bandeja repleta de las más espectaculares perlas traídas de las Indias. Ella únicamente toma tres, por considerar, dice, que son suficientes para una duquesa. ¡Ahí va eso…!

Seguramente se arrepintiera pronto de ese mal gesto y en su primera carta, ya desde Turín, le pidiera perdón por el incidente de las perlas. Por muy Felipe II que fuera, el padre flojearía por las rodillas, así que a esa primera carta le siguieron muchas otras sinceras y cariñosas entre padre e hija.

¿Pero cual es ese motivo tan importante por el que el Rey más poderoso del momento casa a su hija con «sólo» un Duque? Pues está claro que no por capricho y menos tratándose, Felipe II, de un Austria. Familia que utilizaba como nadie los enlaces matrimoniales para aumentar o fortalecer sus dominios.

En este caso fue una tercera vía: El fortalecimiento de algo tan poco tangible como la comunicación entre territorios. Sí, esa razón y no otra, motivó este enlace matrimonial tan desigual entre Princesa y Duque: Mantener habilitado, estable y practicable El Camino Español.

Una ruta con diferentes ramales pero con etapas precisas que comunicaba los territorios del monarca español: El Milanesado, Franco-Condado y los Países Bajos Españoles. El Ducado de Saboya, estado soberano e independiente y encajado entre el Milanesado y Franco-Condado, era pieza clave en esa comunicación. Mantenerlo en la órbita española (… y alejarlo de la francesa) era un factor clave en la política de Felipe II, como atestigua esta boda, porque sin Camino Español no habría Flandes, ni Franco-Condado, ni Milanesado…

El Camino Español

Epílogo:

Catalina-Micaela dió a luz a 10 hijos antes de que un parto complicado se la llevara de este mundo a la edad de 30 años (un 6 de Noviembre de 1597). La muerte de su querida hija sumió a Felipe en una profunda tristeza que sumada a sus achaques y a su extremo cansancio aceleró sin duda la llegada de la muerte del monarca ocurrida menos de un año después.

El impulso de la tropas hispánicas «alimentadas» a través de El Camino Español y dirigidas por Alejandro Fanersio hizo que se recuperara una porción muy importante del terreno cedido tras las huelgas/motines por no cobrar. Consiguiendo que las fronteras entre católicos y protestantes se estabilizaran antes de llegar la Tregua de los Doce años (y que darían lugar a lo que ahora es Bélgica y Holanda).

El Camino Español se mantuvo abierto por Saboya hasta el 1601 (esto es, durante más de treinta años). La muerte de Catalina-Micaela hizo que la influencia para mantener al Duque de Saboya en la órbita española se debilitara. El Camino Español se vió resentido cambiando su recorrido por los cantones católicos suizos. Una ruta más directa pero más abrupta, complicada … y cara.

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